Historia de las Constelaciones Familiares

El filósofo alemán Bert Hellinger descubrió este método después de haber vivenciado algunas constelaciones en diferentes ocasiones en Alemania y en Estados Unidos. El quedó impactado por los resultados y como no había ninguna definición o explicación sobre el fenómeno que se mostraba, comenzó a investigar sobre el funcionamiento del método y se ocupó de definir las dinámicas que surgían al aplicarlo. Después de un año de investigación lanzó su primer compendio sobre las leyes encontradas y las incluyó en los “Ordenes del Amor”. Fué él quien le dió estructura y significado a este novedoso enfoque, y así fue reconocido como fundador de las “Constelaciones Familiares” En los primeros años del desarrollo de las Constelaciones Familiares se trabajaba de un modo estático: los representantes( participaban de la constelación) quedaban parados en el lugar que se les ubicaba, el Constelador (coordinador de la constelación) les preguntaba por sus sentimientos, los llevaba a diferentes lugares, agregaba a los miembros excluídos de la familia reconociéndolos y seguía hasta lograr un orden en el posicionamiento que permitiera que todos los representantes se sintieran bien.

De esta manera se restablecía el Orden en el sistema familiar y el amor entre todos los miembros volvía a fluir. La mirada estaba puesta en los Ordenes del Amor, en la compensación y el equilibrio entre el dar y recibir, en los vínculos y las reglas que rigen las familia. Actualmente a esa primera forma de trabajar se la conoce como “Constelaciones Familiares Tradicionales” y son una herramienta para la psicoterapia sistémica familiar que puede ampliarse a otros ámbitos como la educación, la medicina, y el asesoramiento sistémico en organizaciones y empresas.

Después de unos cuantos años de experiencia con esta forma de constelar, alrededor del año 2000, Bert hellinger observo que los representantes empezaban a moverse como si fueran llevados por una fuerza invisible. Dejo que se desenvolvieran libremente y solamente presto atención a que estos movimientos no fueran “inventados” por los representantes, si no que fueran realmente movimientos irresistibles. Comprendió que los movimientos, que obviamente no precedían de la conciencia sino que eran inconscientes y que surgían desde la profundidad. Hellinger los denomino “Movimientos del Alma”

En las Constelaciones Tradicionales el Constelador pregunta a los representantes por los sentimientos y sensaciones que tienen en su lugar y con respecto a los otros miembros representados de la Constelacion. En el trabajo con los Movimientos de Alma los representantes están invitados a seguir los movimientos que surgen de la profundidad. La parte verbal se limita a algunas frases curativas al término de la Constelacion.

La combinación de los dos métodos es actualmente la forma más utilizada en el mundo de las Constelaciones Familiares. Ambas formas son igualmente valiosas y en ellas el facilitador tiene un rol importante en la dirección de la Constelación.

A veces conviene hacer una Constelacion tradicional y otras es inevitable que éstas se desarrollen en función de los Movimientos del Alma. Ningún caso es igual al otro y cada uno requiere del método propio. En ambos casos la actitud del Constelador es abierta, respetuosa y sobre todo “neutral”, es decir que está libre de juicios o de conceptos respecto a todos los hechos que sucedan en el sistema familiar. Se centra en resonancia con el sistema del cliente y sigue en sintonía hasta que llegue el impulso hacia la solución. Aunque el Constelador  no entienda la dinámica del momento, realiza los pasos que la misma realidad le exige. Si bien el entendimiento llega más tarde, el efecto se puede verificar de inmediato en el cliente. Aquí la fuerza del procedimiento surge de la realidad misma y no de la sabiduría del Constelador.

 

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